«NO FALLAR» NO ES EL OBJETIVO

¿Cuáles son tus objetivos mientras árbitras? ¿Dónde pones el foco?

El trabajo arbitral es un ámbito donde los errores tienden a ser señalados y analizados con más frecuencia e intensidad que los aciertos. Esta realidad suele generar que el árbitro/a-juez/a centre su atención en el objetivo de “no equivocarse”. Así aparece el verdadero error desde el punto de vista psicológico: nuestro cerebro no funciona bien con objetivos formulados en términos negativos, es decir, objetivos centrados en lo que se quiere evitar.

El trabajo arbitral se desarrolla bajo condiciones de alta presión, donde las decisiones se toman en pocos segundos y con la influencia de jugadores, entrenadores, aficionados y medios de comunicación. Como en cualquier otra área de rendimiento, el objetivo es ejecutar nuestra función lo mejor posible. Sin embargo, para lograr esto es esencial aceptar el fallo como parte intrínseca y posible del arbitraje, realidad con la que necesitamos convivir si queremos arbitrar. No se trata de conformarnos y mostrar indiferencia ante el fallo, sino de intentar mejorar nuestro desempeño continuamente reduciendo la probabilidad de error al tiempo que aprendemos a manejarlo cuando inevitablemente ocurre.

Cuando un árbitro/a-juez/a inicia una competición con la mentalidad de “no se puede fallar”, su foco está puesto en lo que teme en lugar de en lo que quiere conseguir. Este planteamiento erróneo tiene diversas consecuencias negativas tanto para su estado mental y emocional, como para su rendimiento. Uno de estos efectos es el aumento de la ansiedad y el miedo al error, aspecto que suele limitar la capacidad de concentración, dificultar la tomar decisiones y debilitar la autoconfianza. El temor a equivocarse puede derivar en un fenómeno conocido como “parálisis por análisis”, definida como la excesiva hipervigilancia y supervisión de las propias acciones, tratando de evitar todas las posibles críticas o errores. Este análisis excesivo genera indecisión y retraso en la toma de decisiones, afectando a la fluidez y claridad del arbitraje.

Además, esta mentalidad dificulta la gestión funcional de las equivocaciones. Pues es probable que, cuando el error finalmente ocurra, la reacción sea más intensa y frustrante, ya que desde esta perspectiva el fallo es entendido como algo que no debería pasar. Por eso, cuando aparece, la persona tiende a bloquearse y creer que “todo está mal”.

Asimismo, este tipo de planteamiento de evitar el error a toda costa reduce la posibilidad de mejora y aprendizaje, pues cada fallo se interpreta como un fracaso personal, con altos niveles de autocrítica, en lugar de verlo como una oportunidad de aprender.

Finalmente, este enfoque de “no equivocarse” puede desviar la atención y el esfuerzo de lo que realmente es importante: lo que el árbitro sí quiere conseguir. Cambiar la mentalidad hacia un enfoque centrado en la tarea que se desea lograr permite dirigir la atención y los pensamientos hacia acciones positivas y efectivas, reduciendo así el espacio mental que ocupa el miedo al error.

En conclusión, cuando la única intención es “no equivocarse”, se pierde de vista el verdadero objetivo de rendimiento: arbitrar de manera justa, precisa y adecuada. El desafío real del arbitraje no radica en evitar el error, sino en rendir lo mejor posible. El cerebro responde mejor a los objetivos formulados en positivo, ya que resulta más fácil concentrarse y actuar en base a lo que se quiere hacer que en base a lo que se quiere evitar. Aceptar que el error es parte del proceso permite mantener la calma y aprender de las experiencias, en lugar de verse sobrepasado constantemente por la ansiedad y la autocrítica. Este cambio de perspectiva facilita el rendimiento y reduce el impacto del miedo a equivocarse, permitiendo así al árbitro/a-juez/a ejercer su labor de manera más efectiva y segura.

y después de leer esto, ¿ ¿están tus objetivos basados en evitar el error o centrados en lo que sí quieres conseguir?

Preguntas de reflexión y ejercicios prácticos para árbitros/as:

Autoevaluación

  • ¿Cuáles son tus objetivos a la hora de arbitrar un partido importante?
  • ¿Cómo están formulados tus objetivos: en términos negativos o positivos?
  • ¿Son objetivos realistas?
  • Describe una situación reciente en la que experimentaste miedo intenso a cometer un error. ¿Cómo afectó esto a tu desempeño?
  • ¿Cómo reaccionas típicamente cuando cometes un error durante un partido?
  • ¿Qué significa para ti un «arbitraje exitoso»? ¿Cómo defines el éxito en tu rol?

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